Has encontrado la casa de tus sueños, esa casa en la que sabes que pasarás los mejores años de tu vida. Sabes las cortinas que pondrás, la alfombrilla que recibirá a tus invitados en la puerta y la vajilla con la que sorprenderás en las cenas familiares. Todo está preparado. ¿Todo? No, todo no, ahora llega el momento de la mudanza. Abróchate bien